martes, 13 de diciembre de 2011

¿Podría la filosofía contribuir a la conquista de mi felicidad?

Filosofía como medicamento para conseguir la felicidad. Es una de las soluciones que podríamos tener para conseguir ese dichoso bienestar que todas las personas buscamos para sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos. De todas maneras, la felicidad  no se consigue creyendo o no creyendo si existe la filosofía o no. Algunas personas creen que la filosofía es algo sobrenatural que nos ayudará a conseguir lo que deseamos, pero ¿De verdad la filosofía nos puede ayudar a conseguir la felicidad de cada uno? Si fuera esto cierto, ¿Qué problemas tenemos para no utilizarla y ser totalmente felices? ¿Sería un tratamiento para que nuestro estado de ánimo no decaiga en la tristeza?
La filosofía, como tal, se define como conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, radical, autónoma y crítica, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano. Aquí ya decimos que la filosofía nos guía y nos orienta en nuestras acciones, que es el saber del saber. Es el manual que todo el mundo tenemos a mano para consultarlo y saber que es lo recomendable y lo no aconsejable. Si no sabemos cómo reaccionar ante una situación, podríamos recurrir a ella para que nos ayudara. Entonces, si supuestamente estás o te encuentras triste, podríamos buscar la página donde se encuentra la solución de cómo conseguir el antibiótico para lograr alcanzar esa felicidad absoluta. ¿Encontraríamos la página? ¿Nos ayudaría de verdad a conseguirla este sentimiento?
En el mundo, hay tanto personas felices como personas tristes. Las personas no siempre estamos contentas o melancólicas, sino que vamos alternando estos sentimientos  dependiendo de la situación en la que estemos. Por ejemplo: Una persona, a la cual se le ha muerto un familiar, por mucho que le animen y le consuelen, va a estar triste; no toda la vida, pero si un largo periodo  de ella (dependiendo de la relación filial que tenga con ese pariente). ¿La filosofía tendría una solución para amparar a este hombre? ¿Tendría la clave para que se sintiera mejor? Como he dicho antes, por mucho que tenga la solución, el efecto no va a funcionar, debido a que el sufrimiento que está pasando este hombre es bastante considerable.
Todo esto  hace que nuestra forma de pensar cambie. El concepto de felicidad para la filosofía es muy difícil de conseguir. La felicidad total y definitiva no se consigue sonriendo a la vida, sino no teniendo  ningún tipo de problema que nos haga estar de capa caída, es decir, apesadumbrado y preocupados.
Entonces, ¿La filosofía nos ayuda a conseguir la felicidad o solo es un dicho para sosegar nuestro ánimo? Pienso que parte de razón tiene. Todos tenemos creencias y todas deberían ser respetadas. Si alguien piensa que la filosofía tiene razón y que es el fármaco que nos va a sacar de un pensamiento pesimista a uno optimista, tendrá razones para creerlo y guiarse gracias a esta reflexión. No por ello, debemos pensar que esta es la mejor o peor opción.
Yo pienso que la filosofía nos puede ayudar a cuantiosas situaciones o problemas que tengamos en nuestras vidas, pero la felicidad, es más una conquista personal que colectiva. Nos podemos guiar por lo que la filosofía piense, por los consejos que nos pueda dar para que el camino de la filosofía sea más fácil de recorrer. Si de verdad queremos ser felices, debemos de recorrer ese camino nosotros solos, con ayuda o sin ayuda, con consejos o sin ellos. Somos los responsables de que nuestro ánimo esté en ese clímax de felicidad.  Debemos aprovechar los momentos de alegría (que pueden ser excesivos o escasos) y sentirnos satisfechos con nosotros mismos, y así comprobaremos que este sentimiento llamado “FELICIDAD” no tiene ni punto de comparación que la tristeza y el malestar.

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